Hola,
¿Me esperabas? Claro, se que ya lo haces. Algo dentro de ti se está despertando, y aunque aún no es lo que yo quiero despertar, es el primer paso. Estoy despertando tu curiosidad. Tratas de imaginar quién está detrás de éstas letras, quién te pide sonrisas o quién adivina que nunca usas reloj. Me alegra que lo pienses, me alegra que pienses en mí, pero no seré yo quien dé respuesta a tus preguntas.
Me gusta la lluvia y hoy llueve. Es maravilloso el frescor de la mañana cargado de ese olor a tierra mojada. Si, respira, allá donde estés también llueve, y has abierto la ventana para que entre ese olor. Respiremos hondo y llenémonos los pulmones de ese aire con aroma a vida.
Me hace gracia cuando lees lo que te digo y ladeas la cabeza negando, como si fuera imposible que te leyera el pensamiento. No, no te estás volviendo loco. Existo, y te conozco, por eso sé lo que sé, por eso digo lo que digo, por eso te escribo a ti. Nada es fruto de la casualidad, recuérdalo.
Voy a dar un paseo, bajo la lluvia, que ahora está cayendo muy despacio y a penas moja. No, no te voy a pedir que me acompañes hoy. Quiero que te quedes y que vuelvas a leer todas las cartas que te he escrito hasta hoy. Léelas al borde de la ventana mientras oyes la lluvia caer… yo estaré allí, afuera, en cada gota.
Un beso.
jueves, 25 de septiembre de 2008
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1 comentario:
Si, ya... con la que está cayendo.
Venga, vale.
Besos.
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