jueves, 25 de septiembre de 2008

Lluvia

Hola,

¿Me esperabas? Claro, se que ya lo haces. Algo dentro de ti se está despertando, y aunque aún no es lo que yo quiero despertar, es el primer paso. Estoy despertando tu curiosidad. Tratas de imaginar quién está detrás de éstas letras, quién te pide sonrisas o quién adivina que nunca usas reloj. Me alegra que lo pienses, me alegra que pienses en mí, pero no seré yo quien dé respuesta a tus preguntas.

Me gusta la lluvia y hoy llueve. Es maravilloso el frescor de la mañana cargado de ese olor a tierra mojada. Si, respira, allá donde estés también llueve, y has abierto la ventana para que entre ese olor. Respiremos hondo y llenémonos los pulmones de ese aire con aroma a vida.

Me hace gracia cuando lees lo que te digo y ladeas la cabeza negando, como si fuera imposible que te leyera el pensamiento. No, no te estás volviendo loco. Existo, y te conozco, por eso sé lo que sé, por eso digo lo que digo, por eso te escribo a ti. Nada es fruto de la casualidad, recuérdalo.

Voy a dar un paseo, bajo la lluvia, que ahora está cayendo muy despacio y a penas moja. No, no te voy a pedir que me acompañes hoy. Quiero que te quedes y que vuelvas a leer todas las cartas que te he escrito hasta hoy. Léelas al borde de la ventana mientras oyes la lluvia caer… yo estaré allí, afuera, en cada gota.


Un beso.

1 comentario:

Odiseo de Saturnalia dijo...

Si, ya... con la que está cayendo.

Venga, vale.

Besos.

 
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